domingo, 15 de julio de 2012

ImagiNación contra la indignacion


No creo en los milagros económico-financieros que algunos esperan de las medidas que desde distintos frentes y ámbitos se están tomando. Nada es fácil aunque desde fuera algunos piensen que cambiándolo todo de golpe, estaríamos salvados. Lo único que sabemos es que estamos mal, pero el diagnóstico de la enfermedad aún no es claro.
Lo fácil es culpar al ladrillo, los bancos y los políticos y hasta los empresarios, ya puestos, pero ¿quién no ha comprado un piso o casa y ha aprovechado la hipoteca para comprar más cosas? ¿Quién no ha votado a los políticos que nos han gobernado estos años y con convicción? ¿Ahora resulta que todo el mundo nos ha engañado? ¿No será que ya nos iba bien y nos dejábamos llevar? Todos, seguro que unos más que otros, somos responsables.
Desde fuera, observamos y diagnosticamos con dureza y con razón los enormes desmanes producidos en casi todos los ámbitos. ¿Los culpables? Pues casi todos y si no, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Siempre hay que encontrar cabezas de turco y no presuntos culpables, sino culpables confesos que salen de rositas no vaya a ser que pongan el ventilador en marcha que ésta es otra historia... Lo fácil es criticar cualquier medida que se tome. Perder “derechos” no gusta a nadie, pero como se dice en catalán d'on no n'hi ha, no en raja (de donde no hay, no sale nada). Pues esto es lo que pasa.
Recortar es una medida lógica a la vez que impopular, pero hay que hacerlo. Otra cosa es si se recorta lo que merece ser recortado o si algunos ámbitos se salvan de la quema inmerecidamente. Seguro que se puede mejorar y también que se están cometiendo injusticias aunque también se hacen cosas bien. No todo es tan malo, ni todas las medidas son perjudiciales. No olvidemos que vivimos en un entorno que nos presiona por todas partes de forma negativa y que cualquier hilo que se toca allende de nuestras fronteras, puede representar un encontronazo brutal en nuestra economía.
La posible y factible salida de Grecia del euro provoca pavor y muchos cifran en una caída del 2% en España si esto sucediera. Lo que me llama la atención es que nadie ha hablado de la entrada del Reino Unido en el euro. A eso le llamo yo soplar y sorber al mismo tiempo, es decir, gozar de las ventajas de la Unión Europea pero jugando con tu propia moneda, el pound y luego hablar de PIGS y vacaciones pagadas. Y nadie dice nada. No voy a ser yo quien tenga la petulancia de exponer o aconsejar medidas a los expertos y dirigentes que llevan las riendas de nuestra nación.
Yo apuesto por la ImagiNación. Agudicemos el ingenio y ayudemos a los que se atreven a aventurarse con proyectos que pueden generar riqueza de la nada. Esto parece que está bien visto. Ayudemos a los emprendedores a convertirse en empresarios, pero eso sí, que sepan que si se pasan y ganan demasiado, les machacaremos, porque en nuestro país no soportamos el éxito ajeno. Éxito sí, pero que dure poco... Arriesgar tu dinero, jugártela, poner tu esfuerzo y talento generando puestos de trabajo para crear una empresa, sobre el papel, está muy bien. La obligación es que vaya bien pero, si va mal, ponte a cubierto. ImagiNación sí, pero no la suficiente para luchar contra la IndigNación. Todo acaba en el mismo sitio, la Nación y ésta se derrumba ante el egoísmo, la envidia y una falsa solidaridad de algunos que la esgrimen solo cuando les interesa a ellos.
Indignémonos, sí, pero a la vez imaginemos, creemos y trabajemos fuerte para construir un nuevo modelo pero sin destruir sin ton ni son. ¿Seremos capaces de cambiar las reglas y paradigmas del sistema actual a nuestros líderes sin que paguen justos por pecadores y sin que haya víctimas innecesarias? Después de la IndigNación, debe venir la ImagiNación que por cierto haberla, hayla. Si la sazonamos con rigor, esfuerzo, disciplina, generosidad, solidaridad y honestidad lo conseguiremos y ahí debemos estar todos unidos y apostar por ello, nos va mucho, muchísimo. El futuro está en nuestras manos.

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