martes, 15 de mayo de 2012

Causas de la Crisis



 
La crisis financiera ha sido resultado de la incapacidad de pago de los préstamos hipotecarios de miles de personas que tenían créditos Sub-Prime. Muchos de ellos contratados con pago de sólo intereses o con opciones de amortización negativa, que al cambiar a préstamos totalmente amortizados (pago de intereses y capital) propició el incremento de los pagos a realizar dejando sin posibilidad de pagar a los deudores, que de por si tenían un pobre historial crediticio y una nula capacidad de pago, lo cual ya se sabía.
La imposibilidad de pago puso en problemas a las instituciones financieras que habían otorgado hipotecas e hizo retroceder de manera profunda los precios de las casas, lo que agravó la situación de los prestamistas que junto con la cartera vencida que acumulaban, veían caer el precio de los inmuebles que habían quedado en garantía por las hipotecas. Entre diciembre de 2006 y diciembre de 2007, el precio de las casas cayó en un 25% y dio inició a la “crisis inmobiliaria” preparando el escenario para la crisis financiera de 2008.
Pero, además, desde 2004 la Reserva Federal decidió subir las tasas para controlar la inflación y de una tasa del 1% que se tenía en 2004 se pasó a una tasa superior al 5% en el 2006.
Esta situación provocó el incremento de la tasa de morosidad, y el nivel de embargos por falta de pago. Según el senador estadounidense Christopher Dood, de uno a tres millones de personas podrían perder sus viviendas por el aumento de las mensualidades de sus créditos hipotecarios, los cuales pasaron de 400 dólares a más de 1,500 dólares entre 2004 y 2006. Tan sólo en julio de 2007, los procedimientos de embargo contra personas que no podían pagar sus hipotecas alcanzó la cantidad de 180,000; dos veces más que el año anterior (The Wall Street Journal on line, Year end review, 2008). Además, dado que los inversionistas habían tomado demasiado riesgo, al ver que se frenaba el mercado, decidieron deshacerse de sus activos más riesgosos, dándole más impulso a la crisis.
Que la crisis se haya extendido a nivel mundial se debe, en gran medida a la existencia y de los llamados CDOs (Collateralized Debt Obligations, Obligaciones de deuda con garantía colateral)y a que circularon y fueron comprados por una gran cantidad de empresas en el mundo.
Los CDOs son un “crédito derivado” estructurado como un portafolio de activos con ingreso fijo, donde el precio y el riesgo se divide en diferentes tramos: “tramos senior” (AAA), “tramos mezzanine” (AA a BB), y “tramos equity” (first loss). Las pérdidas son aplicadas en orden inverso a su procedencia, de modo que tramos menores pagan tasas de interés más altas para compensar el riesgo (Michael S. Gibson, “Understanding the Risk of Synthetic CDOs” Trading Risk Analysis Section, Division of Research and Statistics, Federal Reserve Board, 2004)
Estos instrumentos se introdujeron en el mercado financiero en años reciente, para permitir que, una vez que un banco hubiera dado un préstamo hipotecario, tuviera la opción de poder venderlo en el mercado secundario.
Muchos Fondos de Pensiones, Fondos Mutuos, Bancos y empresas de seguros, compraron estos instrumentos como parte de su estrategia de inversión para generar mayores rendimientos. Según JP Morgan hay cerca de1.5 trillones de dólares en CDOs y alrededor de 600 billones de dólares en productos derivados de ellos en todo el mundo (The Wall Street Journal on line, “Year end review, 2008).
Siendo los CDOs, títulos de deuda respaldados por una garantía prendaria o colateral, el pago a los inversionistas que los compran proviene de los pagos que hacen los deudores de las hipotecas. El atractivo de invertir en estos instrumentos radicaba en que las hipotecas estaban respaldadas con viviendas cuyos precios se mantenían al alza y, por lo mismo, parecían una inversión muy segura y muy rentable. Con cada incremento de los precios, la expectativa de beneficio subía y por lo tanto se compraban más CDOs. El problema sobrevino cuando los deudores no pudieron seguir pagando y los precios de las casas cayeron estrepitosamente.
También se crearon “instrumentos derivados” de los CDOs, que otorgaban al tenedor, el derecho a obtener un rendimiento que dependía del comportamiento de los CDOs, pero sin la garantía prendaria que aquellos tenían.
Estas innovaciones financieras fueron muy sensibles a la evaluación del riesgo crediticio otorgada por las agencias calificadoras de riesgo, las cuales fueron extremadamente optimistas al evaluarlas sobrecalificandolos como AAA, aunque en realidad merecían algo mucho menor, pues estaban mezclados con hipotecas Sub-Prime. Una vez que los deudores Sub-Prime dejaron de pagar, los bancos no pudieron convertir en dinero los CDOs que habían vendido.

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