miércoles, 30 de mayo de 2012

Sra. Merkel, ¿Y si no compramos coches de VW y de BMW?



Manuel del Pozo.

Ya está bien de demagogias y de populismos, señora Merkel. Usted lleva dirigiendo la Unión Europea como le viene en gana, y ha demostrado que le importa un pimiento si los griegos o los portugueses se mueren de hambre. Alemania fue el primer país que se saltó el Pacto de Estabilidad Europeo y no pasó nada. Ustedes nos han tenido muchos años con tipos de interés excepcionalmente bajos para impulsar el crecimiento alemán, aunque ello fuera en perjuicio del resto de los países comunitarios.
Hay que parar como sea la sangría que está sufriendo nuestro país. Es imposible que el Estado y las empresas tengan que pagar un interés superior al 6% para financiarse. Así, lo único que se va a conseguir es empobrecer el país e hipotecar a las generaciones futuras. La negativa de la señora Merkel tanto a recapitalizar la banca con dinero europeo como a la emisión de eurobonos lleva a España irremediablemente al rescate. Ya sé que no hemos hecho los deberes y que cuando nos hemos querido dar cuenta ya era demasiado tarde, pero eso no es excusa para que se pisotee un país que ha demostrado que tiene unos buenos fundamentos económicos y que, entre otras cosas, cuenta con un puñado de las mejores empresas del mundo.
Es verdad que la corrupción política y la desvergüenza de muchos directivos han dejado España hecha unos zorros, pero sería tremendamente injusto condenar a los ciudadanos a una década de miserias. Europa, con Alemania al frente, tiene que establecer una estrategia clara de defensa del euro y frenar en seco la especulación que están sufriendo países como España e Italia. No sólo está en juego el futuro del proyecto europeo, sino que también castigaría duramente las cuentas de las empresas alemanas un eventual derrumbamiento de los países del sur de Europa.
Salvar España tiene que ser ahora nuestro principal objetivo, independientemente del color político de cada uno. Ya habrá tiempo para exigir responsabilidades políticas, administrativas, civiles y penales por los abusos cometidos. Porque me niego a pagar los 500 euros que me tocan –como a cada uno de los ciudadanos españoles– del rescate de Bankia, mientras algunos directivos se han llevado indemnizaciones millonarias.
Resulta vergonzosa la negativa de nuestros políticos a investigar a fondo lo ocurrido en algunas entidades financieras. Luis de Guindos dice ahora que tanto la fusión de Caja Madrid y Bancaja como la salida a bolsa de la entidad resultante fueron errores, pero lo que no dice es que dicha fusión se gestó en la sede del PP y que el agujero detectado ha sido provocado por la mala gestión de los directivos afines al PP y por la utilización política de estas entidades por parte de los gobernantes autonómicos de Madrid y Valencia. Lo mismo se podría decir de los políticos socialistas en entidades como Caja Castilla-La Mancha. No es extraño, por tanto, que ambos partidos se nieguen a abrir comisiones de investigación.
Los ciudadanos no nos tenemos que dejar anestesiar y debemos exigir que se aclare todo lo sucedido en la economía española. Porque, de lo contrario, corremos el riesgo de que se vuelvan a cometer los mismos atropellos.
Igual que tenemos todo el derecho a pedir a la señora Merkel que de una vez por todas se olvide de sus votantes alemanes y piense más en sus empresas, que también se juegan su futuro.

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